David Wilson.
La disponibilidad y la demanda energéticas, los crecientes costos energéticos y el impacto de la generación y el uso de energía en el clima son problemas apremiantes en todo el mundo. No son los únicos problemas para las compañías de telecomunicaciones, pero al estar relacionados con un consumo energético global del 2-3 % y emisiones de carbono del 1,4%, los operadores de telecomunicaciones experimentan un sentido de urgencia cada vez mayor en la búsqueda de soluciones. Y seamos claros: el desafío es cada vez más abrumador. Se prevé que la red 5G duplicará o incluso triplicará el consumo de la industria durante la próxima década.
Siendo justos, la eficiencia energética no es una preocupación para las compañías de telecomunicaciones. Sin embargo, tal y como ocurre con muchas otras industrias, los operadores de telecomunicaciones están reaccionando a los aumentos masivos en el consumo energético como consecuencia de la innovación tecnológica y las nuevas aplicaciones. Además, están compitiendo para hacer frente a una crisis climática y a un panorama que parece agravarse más cada día. Nuestros clientes están respondiendo con la urgencia adecuada y recurriendo a nosotros para recibir ayuda con la gestión del consumo energético de sus redes.
Con ese fin, recientemente publicamos un artículo técnico, el cual analiza varias estrategias de gestión energética a corto y largo plazo para la red de acceso de telecomunicaciones. Parte de la guía podría parecer obvia, pero suele pasarse por alto —por ejemplo, cuando se da prioridad a los rectificadores de alta eficiencia—, lo cual puede mejorar la eficiencia del sitio en hasta un 5-6%. De manera similar, muchos sistemas de alimentación de CD están equipados con modos de ahorro energético o Eco-Mode que pueden ajustar el consumo energético a la demanda, pero estas funciones suelen ignorarse con frecuencia o no utilizarse a su capacidad máxima. Las mejoras en estas áreas representan una gestión energética fácil de alcanzar para las compañías de telecomunicaciones.
Además, el artículo analiza estrategias más agresivas para sitios específicos con base en la ubicación, el clima, la confiabilidad de la red eléctrica, la disponibilidad del agua, la normativa gubernamental, el precio de la energía y otras consideraciones que afectan el perfil energético del sitio.
Las preguntas sobre el consumo energético y las emisiones de carbono inevitablemente se dirigen a las opciones de energía alternativa, específicamente la energía solar. Esta es la fuente de energía alternativa más común y escalable, y los sistemas híbridos que la aprovechan son comunes en aquellas partes del mundo con redes eléctricas poco confiables o sobrecargadas, como África, Suramérica, el Medio Oriente y algunas partes de Asia. Incluso algunas compañías de telecomunicaciones han comenzado a implementar sistemas de alimentación híbridos con energía solar de respaldo.
Existen muchas razones para el alza en la implementación de la energía solar. Su precio ha disminuido a medida que la tecnología se ha vuelto más madura, al punto de convertirse en una opción atractiva en áreas con elevados costos energéticos. Y este último factor no puede pasarse por alto a la hora de hablar sobre el tema; el precio de la electricidad es un gran impulsor de la energía solar u otras estrategias de gestión energética. La brecha entre estos costos en Idaho ($0,08/kWh) y Dinamarca ($0,36/kWh) es abismal, razón por la cual la energía solar sigue siendo una opción secundaria en el primero y un componente crítico de la matriz energética del último.